lunes, 3 de marzo de 2008

Empieza el Debate: ¿es Landes un derechista desatado?

Estimados/as (no quiero desconcer la advertencia sobre el uso del lenguaje)
Lo que sigue lo envió Inés Moraes, quien tuvo problemas para colgarlo y me pidió que yo lo hiciera. No tenía título y yo le puse uno:

Estoy preparando una bibliografía para un curso cuya primera parte versa sobre el crecimiento económico divergente y sus razones. Una parte del temario se dedica a discutir los distintos argumentos que han sido presentados recientemente sobre los motivos de la divergencia en el último milenio, discusión que de alguna forma remite a los motivos del éxito europeo. Como no es para un público especializado pensé que el libro de Landes sobre la riqueza y la pobreza de las naciones podía ser útil, ya que recordaba su buena prosa y algunas provocaciones de las primeras 100 páginas (por decir algo), que era lo que había leído cuando salió.
Con esta intención lo estuve leyendo (salteado) este fin de semana (gracias Javier por el préstamo) y estoy en dudas. Me parece un libro tan polémico que posiblemente me obligue a dedicarle más tiempo que el quisiera en un curso de este tipo, así que me gustaría saber si ustedes tiene la misma impresión que yo, y en concreto, qué les ha parecido este libro a quienes lo hayan leído. Creo saber que algunos de ustedes lo estudiaron con Alfonso Herranz. Si alguno de ustedes conoce alguna respuesta (de torso autores) al libro, me gustaría compartirla. Si yo tuviera que resumir mis objeciones al libro, pondría las siguientes:

1. Tiene un punto de partida ideológico muy claro, pero que no es presentado de forma expresa, de modo que no es posible posicionarse frente al mismo más que a base de “sensaciones térmicas” experimentadas por el lector, variables además, a lo largo del libro. Me parece notorio que el trasfondo del libro es una discusión sobre las bondades o maldades del capitalismo global actual, y que Landes claramente escribe para defenderlo, en base a una mezcla de cinismo real-político de supuesta base histórica (“los hechos son así y no hay con qué darle”) y neo-institucionalismo moralista de cuño protestante (defensa de las virtudes morales del esfuerzo productivo y el sacrificio personal como valores de base de las instituciones – occidentales, por supuesto- que hacen posible el progreso). Las referencias al grupo de economistas-historiadores que él llama “nuevos globalistas” y que creo que son los del Centro Fernand Braudel (Wallerstein y sus amigos) bastan como pistas, me parece, para entender con quiénes está muy enojado en el momento en que escribe el libro.

2. Desde el punto de vista metodológico es un libro confuso, donde elementos de retórica y de cientificismo ingenuo se combinan de manera desconcertante. Por un lado se hace un uso de la historia muy ambicioso (se utiliza el relato sobre los hechos como elemento de prueba en el debate) pero a la vez se trata de un uso bastante ingenuo desde el punto de vista epistemológico, ya que no se cuestiona el relato histórico como construcción ideológica (al menos nunca el propio) y en ese sentido se gasta poco tiempo en discusiones/precisiones teóricas de alto poder conceptual, como hubiera sido imaginable en un libro de esta naturaleza. En este sentido, es un libro “moderno” (por oposición a “postmoderno”) en sus pretensiones pero sorprendentemente liviano en sus propios términos epistemológicos. Por momentos, uno tiene la sensación de estar leyendo un argumento algo caprichoso, donde todo el peso de la prueba reposa en la retórica del autor más que en una gran coherencia teórica / empírica.

3. Esencialmente es un libro sobre por qué Europa dominó al mundo, que aunque tiene momentos brillantes en su exposición, no deja de tener la misma circularidad que otros argumentos sobre el caso. Me refiero a esta cosa de que Europa dominó al mundo porque tuvo las mejores instituciones y tuvo las mejores instituciones porque éstas nacieron ahí (¿), lógica que siempre me dejó perpleja, aún cuando haya merecido un Nóbel. En este sentido la postura de Landes es más arriesgada que la de North y Thomas en su libro fundacional sobre occidente, porque va más allá que ellos al identificar los valores (el autor, un historiador por profesión y por temperamento, cómo él mismo se presenta, no tiene un mínimo temblor epistemológico al usar estas palabras) que soportaron esas instituciones. Esos valores son la austeridad y la contracción al trabajo, el afán de progreso material y la libertad individual. Supongo que las sociedades que no construyeron esos valores caen dentro del mismo juicio racista de la época de Cecil Rodhes, sólo que formulado con un lenguaje tenuemente NEI, casi como una concesión a la condición intelectual del autor, y quizás de los lectores. Por de pronto, los aportes de la antropología moderna sobre la forma en que las sociedades construyen y seleccionan sus sistemas de valores parece que nunca hubieran sido publicados, para este hombre.
Aunque Landes dice expresamente: “Weber tenía razón”, creo que la tesis de Landes no tiene la sutileza (y la filosofía de la historia) de Weber, quien mantuvo una distancia prudente de sus sociedades protestantes, y un respeto yo diría pudoroso por las sociedades no protestantes, cuando las describió a ambas.


4. “Unbound Prometeus” es un libro hermoso, con tal vez el mejor título que pueda concebirse para narrar lo que narra. Uno podría pensar que su autor tiene derecho, ya viejo, famoso y (quizás) rico, a ponerse políticamente incorrecto y decir lo que quiera. Sin embargo, me resultó chocante ver un intelectual de primera fila en una actitud tan eurocéntrica, pro-británica, anti-islámica y anti-pobres-del-mundo en general, como lo hace Landes en este libro. Hay mucho de mis simpatías ideológicas y territoriales, naturalmente, en todo esto, pero hay algo también de decoro profesional, de estética más que de ética profesional, que siento vulnerada en este libro. En definitiva, cuando abrí este libro no sabía que me disponía a leer la obra militante de un intelectual derechista de fines del siglo XX, dispuesto a sacar su espada inteligente en contra de cualquier discurso antisistema, escrito con una retórica conservadora políticamente incorrecta pero con casi nada de nuevo en el fondo, en un hermoso libro-objeto de Grijalbo con tapa dura y buen arte. ¿Habré leído bien?

2 comentarios:

Javier dijo...

Ahora sí escribo como yo.
Primero, es cierto, es un libro precioso que queda muy bien en cualquier biblioteca. Corresponde a la Serie Mayor de Crítica, la misma que publicara originalmente la Historia del Siglo XX de Hobsbawm.
Segundo;
cuando hice parte del viaje de arquitectura, aprendí que tengo una muy escasa capacidad crítica: toda obra que veía me gustaba. Algo similar me pasa cuando leo, todo me gusta y me convence. Pero luego le doy vueltas al asunto y veo las cosas con otra perspectiva.
Tercero;
sobre el tema en cuestión. La primera aproximación que tuve al libro fue su capítulo sobre sud américa, donde Landes nos explica que somos pobres por no tener los valores correctos (a diferencia de los hombres blancos protestantes y angloparlantes del norte)El capítulo se trataba en Objeto y Método como un ejemplo de literatura neoinstitucionalista. La verdad, ahí mi capacidad crítica fue grande, pues, a diferencia de lo que suele ocurrir, me pareció horroroso. Luego leí el libro desde el principio (aunque nunca lo terminé, mi lectura llegó hasta la revolución meiji)y me gustó. Es, por ejemplo, lindo de leer, lo cual no es poco, sobre todo cuando se trata de transmitir argumentos ideológicos. La tesis es muy simple, conocida: allí donde se desarrollaron los valores adecuados (trabajo, individualismo, independencia del poder, etc.) de desarrollaron las instituciónes que permitieron el nacimiento del capitalismo, que es el sistema social con mayor capacidad de producción de riqueza que halla existido. los otros (como los chinos o los españoles y sudamericanos) habitualmente se creen superiores, pero no se dan cuenta de que el dinero hace girar al mundo. Es simple, pero ahí reside parte de su fortaleza. En esto se parece a la Nueva Ortodoxia de la que hablábamos el otro día. Comparte adenás la centralidad de las instituciones "correctas" para el crecimiento, aunque discrepan en las razones por las cuales los hoy subdesarrollados no las crearon.
Cuarto;
como material de estudio, se me ocurre que está bueno, en particular como contrapunto a la tesis dependentista ingenua (tienen mucho en común, me refiero a la simpleza de la tesis, y por ello mismo la seducción que ejerce. siempre es seductor tener una respuesta para todo). Además, es una obra influyente, y por ello debe ser conocida. No podemos saber si la tesis de los "valores correctos" da o no en el clavo, pero lo que parece claro es que así ven las cosas en el primer mundo. Al fin y al cabo, es esa concepción la que está detrás de determinados planes de ajuste universalmente válidos. Me parece que esta es una razón para trabajarla. Se me ocurre que es también muy didáctico, es muy claro, y eso siempre está bueno.
En resumen, me parece que puede ser una buena antítesis a la tesis del imperialismo, que es la más extendida en el medio docente (y en el país, como argumentaba Luis el otro día). El téma es encontrar la síntesis.
abrazo.
Javier

Javier dijo...

me faltó agregar algo,
un problema que tengo con la posición de Landes es que no me gusta, pero no tengo alternativa. Al fin y al cabo el capitalismo surgió allí, y hay que explicar porqué. ´La posición de Diamond no sirve para explicar ello, pues trata indiferentemente a CHina de Europa, entonces, ¿por qué europa y no china? Schumpeter dijo que es el poder el que da el control sobre los cañones, y no el control de los cañones el que da el poder. Landes que fue el conservadourismo chino, y sus intituciones. La verdad, yo no conozco respuesta que me convenza
abrazo
Javier